El AVE viene a culminar un despliegue de conectividad que incorpora conexiones aéreas directas con ciudades europeas como Ámsterdam, Bruselas, Düsseldorf, Fráncfort, Lisboa, Londres, Milán, Múnich, París, Roma o Venecia. Además de con Alicante, Barcelona, Fuerteventura, Gran Canaria, Granada/Jaén, Ibiza, Lanzarote, Madrid, Málaga, Menorca, Murcia, Palma de Mallorca, Sevilla, Tenerife y Valencia, hasta dibujar el más completo mapa de conexiones con el Principado de Asturias.
Las gentes de esta tierra han sabido preservar su naturaleza aprovechándola con responsabilidad. Nada lo ilustra mejor que la fauna y su gran símbolo: el oso pardo, el animal más grande de la Península Ibérica. Su población supera en la región española los 300 ejemplares en libertad, en paisajes tan impactantes como los 65 Espacios Naturales Protegidos y siete Reservas de la Biosfera del Principado.
Numerosas empresas, locales y sostenibles, facilitan el avistamiento de esta especie en estas fechas, así como de aves que sobrevuelan los paisajes -quebrantahuesos, águilas y alimoches- y de especies migratorias como la garceta o la espátula. Desde los Picos de Europa hasta el río Sella o la ría de Villaviciosa, la fauna asturiana se despliega majestuosa después del verano. Lo puedes comprobar en la “Berrea del ciervo”, en su época de celo, que tiene lugar durante septiembre y octubre, y en emplazamientos próximos a las principales ciudades de la comunidad.
Los ríos invitan también al descenso en canoa, facilitado igualmente por empresas de toda la región, de occidente a oriente, con servicios que incluyen todo lo necesario en recorridos diversos: desde el Nalón, el río más largo y caudaloso; hasta el Navia, histórico por su riqueza aurífera; pasando por el archiconocido río Sella, el Cares y su garganta rocosa o la exuberante vegetación y las aguas cristalinas del Eo, en los límites con Galicia. Para quienes prefieran un bautismo de surf, a lo largo de los 345 kilómetros de costa de Asturias proliferan las escuelas en playas despejadas para practicar deporte, ya sea un surfista novel o experimentado.
Asturias preserva su naturaleza desde un sentido de pertenencia, que explica su autenticidad. Quesos como el Cabrales o el Gamonéu solo se entienden contemplando las montañas de los Picos de Europa, sus pastos, las gentes que mantienen sus ganaderías y las cuevas donde la naturaleza se alía con la sabiduría humana para crear uno de los productos típicos más deliciosos.
De igual forma, las carreteras, pistas y caminos invitan a montar en bicicleta y que nuestro corazón refuerce su bombeo, subiendo La Farrapona o L’Angliru, los Lagos de Covadonga/Cuadonga, pero también encarando una ruta sencilla, pedaleando con la cabeza en calma. Reunir en una sola comunidad autónoma tantos paisajes multiplica las posibilidades para recuperar el aliento que a menudo nos roban la rutina y el trabajo.
Y para quienes quieran asombrar en un viaje de incentivos con una actividad única, es posible descender a una mina real, viajar a las entrañas de esta tierra cuyo subsuelo, repleto de carbón y galerías, guarda un pasado y una historia que también se ha sabido preservar y que convierte en inigualable la experiencia “Made in Asturias”.