A RITMO DE SAMBA
Por Vincent Richeux
Fotos Eva López Álvarez
Dicen los locales que mientras que en Brasil Sao Paulo es una “ciudad hombre”, Río es una “ciudad mujer”. Y tienen razón: el viajero pronto percibe que, mientras que la atmósfera de la primera tiene algo de viril, Río es voluptuosidad y sensualidad en estado puro. En realidad son dos mundos. El primero, aquél donde el visitante negocia, el segundo donde se divierte.
En los últimos años la ciudad ha sido sede de acontecimientos deportivos de gran envergadura, si bien el más importante tuvo lugar en 2016 cuando Río se convirtió en capital del mundo durante quince días gracias a la celebración de los Juegos Olímpicos. A raíz de ellos muchas cosas cambiaron en el destino, y no solo en positivo.
Las críticas por una inversión en infraestructuras que no está siendo rentabilizada contrastan con la opinión de quienes consideran que los 160 kilómetros de carriles rápidos de autobús, los cuatro túneles, nuevos kilómetros de vías férreas y línea de metro creados para la ocasión han permitido descongestionar el tráfico en una ciudad que tenía los atascos como uno de sus peores atributos. Sin entrar en análisis sobre el impacto de las inmensas inversiones realizadas, Río cambió, y mucho, con los Juegos.
Nuevos hoteles
Hilton fue uno de los grupos hoteleros que aprovechó la coyuntura olímpica para abrir en la ciudad: el Hilton Barra Rio de Janeiro, con 298 habitaciones. Se ubica en Barra da Tijuca, el distrito que experimentó la mayor transformación al albergar buena parte de las obras olímpicas, muchas hoy en estado de abandono. Domina una de las áreas comerciales más famosas de la ciudad y presume de las vistas del océano que ofrece desde su piscina infinita de la última planta.
En el mismo barrio, Marriott inauguró en el mismo momento el Courtyard by Marriott Rio de Janeiro / Barra da Tijuca con 378 habitaciones y más enfocado al viajero corporativo. También, y junto al renovado puerto deportivo, abrió un establecimiento hoy gestionado por Intercity: el hotel Porto Maravilha, con 225 habitaciones, también cuenta con una piscina panorámica con vistas a la ciudad y el puente que comunica con el área de Niterói.
Santa Teresa
El barrio de Santa Teresa es para los cariocas el Montmartre brasileño y encabeza la lista de distritos de visita ineludible en un programa de incentivo. Numerosos artistas se han ido instalando en esta parte alta de la ciudad que conserva el medio de transporte que enlazaba originalmente esta zona con el barrio de Lapa y la zona centro: el bonde o tranvía de 1876 es gratuito para quien decida viajar de pie en los extremos del vagón. Es posible privatizarlo en los incentivos organizados por el Santa Teresa Hotel RJ MGallery para trasladar a los grupos.
Fue hasta las Olimpiadas el único hotel boutique de Río de Janeiro. Cuenta con 40 habitaciones y dos salas para eventos, además de spa. Entre las habitaciones destaca la espectacular suite de lujo con bañera con vistas al Corcovado y telescopio para un mayor disfrute de las panorámicas que también se pueden admirar desde la piscina. La decoración recuerda el origen del establecimiento, una hacienda de café del siglo XIX. En el bonito Bar dos Descasados se organizan cócteles para 200 personas.
El bonde conduce a las calles Do Ouvidor y Travessa do Comercio en el centro, ocupando los espacios del que fue el primer puerto en la ciudad. Hoy cuentan con numerosos locales en los que se dan cita los ejecutivos de Río para el happy hour del final de la jornada. Durante el día se puede visitar la catedral, de estilo contemporáneo, y el impresionante convento-iglesia de San Antonio y su capilla recubierta de oro. Un paseo por el centro puede ser la excusa para degustar las delicatessen de la prestigiosa confitería Colombo, una auténtica institución desde 1894.
Lapa
No hay programa que se precie que no incluya terminar el día en Lapa, alma de la noche carioca y donde se concentran los mejores locales de samba de la ciudad. Rio Scenarium es uno de los lugares de referencia, donde comparten pista lugareños y turistas al ritmo de la música en directo. También en Lapa, otro local muy frecuentado por los cariocas es el Clube dos Democráticos, conocido por ser uno de los primeros que abrió en la ciudad y por su famosa pista de baile del siglo XIX.
Playas de Río
Nada mejor para descubrir el ambiente de la Ciudad Maravillosa que pasear por los seis kilómetros de las playas de Ipanema y Copacabana al final del día. A los miembros de las escuelas infantiles de fútbol que juegan en la playa se suman los escultores de arena, los vendedores de souvenirs, los cariocas haciendo running, las mujeres que lucen sus tangas -se dice que aquí nació la idea de este tipo de prenda-, los visitantes admirando el mar con una caipirinha en la mano… con samba de fondo en un entorno definido por el azul del Atlántico y los increíbles relieves que la ciudad deja a sus espaldas.
El Fuerte de Copacabana separa ambas playas y ofrece bonitas vistas de Río y el mar como fondo a los eventos que alberga. Los gestores se jactan de ofrecer las mayores garantías de seguridad al tratarse de un antiguo recinto militar que hoy acoge el Museo del Ejército. Los múltiples espacios disponibles ofrecen numerosas posibilidades para eventos entre 65 y 7.000 personas.
El Belmond Copacabana Palace es un hotel de cinco estrellas, seguramente el que más solera tiene en la ciudad, y está situado frente a la playa. La sobriedad y elegancia de los años 20 del siglo pasado se respira en todos los espacios y en las 239 habitaciones del hotel, que cuenta con piscina exclusiva para las siete suites del sexto piso. El Copacabana Palace Spa es conocido por las terapias de floricultura propia y los masajes musicales. Cuenta además con piscina exterior y pista de tenis.
En la cercana laguna Rodrigo de Freitas, en pleno centro, se organizan competiciones de remo entre grupos.
Increíbles alturas
La ascensión al Pan de Azúcar, posible mediante escalada, no solo supone visitar uno de los lugares más emblemáticos de la ciudad sino descubrir la fascinante geología de Río, asentada entre el océano y los monolitos de granito que componen la Sierra del Mar.
El Pan de Azúcar es además una de las venues más originales del mundo. El Morro da Urca es la primera elevación del conjunto que conforman los dos monolitos a los que se asciende en los teleféricos que se pueden privatizar. Allí donde culmina el primer tramo de funicular existen tres espacios circulares para organizar cócteles nocturnos con magníficas vistas de la ciudad para un máximo de 500 invitados y con el Cristo Redentor de Corcovado como fondo.
Un anfiteatro cerrado tiene capacidad para 1.500 personas y las vistas de la ciudad son simplemente sublimes, sobre todo en caso de poder admirar la puesta de sol desde esta altura.
Rodear el Cristo de Corcovado en helicóptero es otra de las experiencias que marcan en un incentivo. Los más audaces también pueden alcanzar los 710 metros de altura a los que se ubica la estatua de Jesucristo más famosa del mundo en ala delta. El trayecto más corto en helicóptero dura siete minutos. El más largo, de una hora, sobrevuela el Pan de Azúcar, las playas de Río, la vecina localidad de Niterói y el Parque Nacional de Tijuca. El ascenso convencional al Cristo se realiza en tren cremallera atravesando el Parque Nacional.
Turismo en las favelas
La favela Santa Marta rivaliza con el Pan de Azúcar y el Corcovado en cuanto a las vistas que ofrece. Las favelas, imposibles de obviar porque se ven desde todas partes al ocupar las laderas de los morros que componen la Sierra del Mar, evidencian además la realidad social de Río. Aquí las zonas más desfavorecidas gozan de impresionantes vistas sobre las más codiciadas.
La conocida como “pacificación” de las favelas fue una de las condiciones para que la ciudad fuese elegida en 2009 como sede de los Juegos Olímpicos. Precisamente la de Santa Marta se convirtió en un ejemplo cuestionado estos últimos meses, cuando los tiroteos ligados a la presencia de bandas de narcotráfico volvieron a ser escuchados tras años de ausencia. Por eso sigue siendo desaconsejado que el viajero se adentre solo en estos barrios, aunque algunos sean tan accesibles como la favela Cantagalo, comunicada por ascensor con las calles del barrio de Ipanema que se encuentra justo debajo.
Varias posadas nacieron de la mano de los Juegos como un atractivo diferente, proponiendo a los grupos alojarse en las alturas, si bien muchas de ellas no han prosperado y sigue siendo recomendable que la visita se realice por el día.
Se ofrecen varios tours y la posibilidad de incorporar al programa de incentivo aspectos relacionados con la responsabilidad social como los que ofrece el Grupo Cultural Afroreggae. Éste invita a las entidades extranjeras a organizar charlas sobre el desarrollo de actividades empresariales o el potencial del microcrédito. Su objetivo es convertir la realidad de las favelas de Río, donde viven cerca de dos millones de personas, en una oportunidad para que las empresas de todo el mundo puedan implicarse en el desarrollo local.
Incentivos cariocas
Uno de los grandes atractivos de Río es que ofrece posibilidades de incentivo que no se pueden vivir en ningún otro destino: asistir al Carnaval desde un palco VIP en el Sambódromo no dejará indiferente a nadie. Entre los meses de febrero y marzo tiene lugar la mayor fiesta del país.
Las seis mejores escuelas de samba recorren los 750 metros de avenida durante el domingo y lunes de Carnaval, a partir de las 9 de la noche y hasta las 7 de la mañana. A lo largo del año se puede asistir a la elaboración de trajes y preparación de los desfiles en algunas de estas escuelas.
El aprendizaje de la samba no puede faltar en un programa y Marina da Glòria es uno de los espacios que se ofrece tanto para representaciones como para competiciones en las que los grupos puedan puntuar sus propias capacidades. Situado junto al aeropuerto Santos Dumont, el Parque do Flamengo y con vistas al Pan de Azúcar y el Cristo Redentor, este puerto deportivo cuenta con instalaciones donde recibir con música a los grupos tras una salida al mar al atardecer. Culminar la velada cantando juntos La Garota de Ipanema será un plus inolvidable.
Los aficionados al fútbol se sentirán estrellas por un momento en caso de participar en un partido entre delegaciones en el estadio de Maracaná. El conocido como Templo de los dioses fue remodelado para los Juegos y, aunque después cayó en el abandono, fue recuperado para la reciente Copa América de fútbol. También se puede visitar en recorridos que revelan los momentos épicos de la historia del fútbol brasileño.
Río de Janeiro es una ciudad que enamora. Y no solo por su música, sus playas, el buen humor de sus habitantes y la sabrosa gastronomía: su fascinante relieve, sus emblemáticos monumentos y su idiosincrasia hacen de ella uno de esos lugares a los que siempre apetece viajar… o volver.
Mi Río de Janeiro
Chloé Hathaway
Directora de Turismo de Brazil Sensations
¿Por qué ir a Río?
Como dicen los cariocas, Río de Janeiro es la Ciudad Maravillosa. Siempre hay opciones para disfrutar de esta ciudad que nunca duerme.
Mi lugar favorito
Piedra de Arpoador, en la división entre las playas de Ipanema y Copacabana: ¡aquí la puesta del sol es un espectáculo!
Mi actividad favorita
Asistir a un ensayo de escuela de samba o participar en el desfile de Carnaval.
Los grupos no se pueden ir de Río sin:
– Beber una caipiriña frente al mar en Copacabana
– Pasar una noche en los animados bares del barrio Lapa
– Subir hasta el Cristo Redentor para admirar la ciudad desde arriba
Datos de interés
– Moneda: Real brasileño (BRL)
– Huso horario: GMT – 3
– Tipo de enchufe: Clavija tipo N – Voltaje común 127/220 V
– Aeropuerto más cercano: Aeropuerto Internacional Antônio Carlos Jobim
– Más información: RIO CONVENTION & VISITORS BUREAU
Marcia Pessoa – Gerente de Turismo e Incentivo
turismo@rcvb.com.br
www.rcvb.com.br
Garota de Ipanema
La chica (garota en portugués) más famosa de la playa de Ipanema tiene nombre y apellidos: se llama Helô Pinheiro y tiene actualmente 74 años. Vinícius de Moraes y Tom Jobim se inspiraron en ella para componer en los años 50 del siglo pasado la canción de bossa nova que hoy es otro de los emblemas de Río de Janeiro.
Tras una escena de celos que implicó a los autores y al novio de Helô, todos terminaron haciéndose amigos. Con el tiempo, Jobim confesó que era ella la “cosa más linda, más llena de gracia…” que admiraban mientras bebían en el Bar do Veloso de la antigua calle Montenegro del barrio de Ipanema. Hoy la calle ha sido rebautizada como Vinícius de Moraes y el bar se ha convertido en el Garota Ipanema como parte de la cadena de establecimientos Garota.
Al frente de éste está el Restaurante Vinícius & Bossa Nova Bar: considerado como el templo local de este estilo musical está actualmente siendo reformado para ofrecer de nuevo un espectáculo cada noche.
Este género musical nació de la samba, si bien es fruto de una gran influencia del jazz, en una suerte de reinterpretación de la música brasileña con una impronta típicamente carioca. Por eso se le conoce como “el hijo de la samba y el jazz” y junto al jazz afrocubano representan las dos principales vertientes del jazz latino.