Por Eva López Alvarez
Según una encuesta realizada por Aon a nivel internacional, con resultados presentados hace cuatro meses, el 82% de sus clientes no consideraba antes del Covid-19 que una pandemia era uno de los mayores riesgos a los que podía enfrentarse su compañía. De hecho, en 2019 la posibilidad de una pandemia se clasificó en el puesto 60 de los 69 riesgos identificados. Solo un 30% de las entidades consultadas en Europa y América contaba con un plan de contingencia en caso de problema de salud pública.
Esta realidad está detrás de las dificultades que se encontraron muchas empresas para hacer frente a una respuesta que exigía ser rápida, eficaz y, sobre todo, segura para el afectado. También de que actualmente la misma aseguradora confirme que el 80% haya trabajado sobre la gestión de incidentes durante los meses de menos actividad integrando a diferentes áreas como Riesgos, Recursos Humanos, IT (Information Technology) y Finanzas en la elaboración de planes de contingencia.
El viaje de incentivo parece estar más cubierto gracias a los seguros por enfermedad bajo cuyo paragüas muchas compañías han albergado las incidencias por Covid-19. Aunque quién asume el coste de las pruebas PCR o antígenos exigidas por los destinos para entrar o salir de ellos sigue siendo motivo de controversia en muchas negociaciones que se están realizando actualmente.
Sin embargo, hay otra realidad que preocupa sobremanera a los organizadores de congresos, convenciones y eventos. ¿Quién asume los costes derivados de los gastos de cancelación aplicados por los proveedores cuando una operación se cancela?
Son muchas las compañías aseguradoras que siguen sin aceptar que estas contingencias sean asumidas por su entidad. Y muchos los organizadores que no animan a sus clientes a realizar programas en este momento de incertidumbre, principalmente a raíz de la falta de confianza ante esta eventualidad.
Cuando el organizador no se siente seguro, es muy difícil que el cliente final asuma en estos momentos riesgos que pueden en gran medida alterar el presupuesto inicialmente previsto.
Una unión imprescindible
Es imperativo que aseguradoras y empresas organizadoras de congresos, convenciones y eventos encuentren un camino de entendimiento ya que, como bien se afirma desde el sector de seguros, es imprescindible sentirse bien cubierto para poder retomar la actividad económica. Pero la amplitud de la cobertura debe ser muy amplia para que la confianza lo sea en la misma medida.
Por parte de las compañías aseguradoras no parece haber inconveniente en incrementar las coberturas, aunque a un coste mayor ya que el riesgo de incidencia se ha multiplicado de manera exponencial: ya no solo existe la posibilidad, más real que nunca, de que un vuelo se retrase o un delegado se contagie. También que los proveedores no puedan asumir ciertas prestaciones por no haber recibido determinados materiales o productos, que la asistencia del evento deba ser modificada por restricciones de última hora…
No hay que olvidar que el propio sector de los seguros es un sector que se declara en crisis por la recesión económica y las consecuencias que ésta tiene sobre la contratación. No obstante, tal y como se afirmó en un evento organizado en torno al tema por el Banco Sabadell y La Vanguardia, en el caso de España “en el 2020, y pese a la caída de la actividad, el sector de los seguros ha podido mantener sus niveles de rentabilidad y alta solvencia”.
En esa misma sesión de Dialogos del Futuro, los representates de las compañías coincidieron en afirmar que “el riesgo de pandemia está especialmente excluido de las pólizas porque es imposible cuantificar, y por lo tanto, tarificar, los servicios necesarios”.
Con todo, son tantas las posibilidades hoy en día de que una operación MICE se vea afectada por el Covid-19, que la tranquilidad absoluta ni siquiera pasa por contratar pólizas mucho más caras.
Son las compañías de seguros, tan necesarias en la reactivación de la economía y los viajes, quienes deben proponer coberturas que se adapten a la situación actual. Tal y como expresó Javier Rodríguez, responsable de Vida y miembro del comité de dirección de Zurich España, “el Consorcio de Compensación de Seguros no da respuesta a los riesgos de pandemia, por lo que es evidente que después de lo sucedido hay que dotarse de las herramientas necesarias para afrontar ese riesgo”.
La comunicación entre aseguradoras y posibles afectados se revela más que nunca necesaria. Quienes están detrás de los congresos, convenciones, eventos y viajes de incentivo tienen una responsabilidad moral y económica sobre las personas implicadas en las operaciones y las empresas que las contratan que no pueden, bajo ningún concepto, arriesgarse a la falta de protección. Es el turno de las aseguradoras de ofrecer esas garantías que aporten tranquilidad al despegue.
Sobre este tema hemos entrevistado a
MANUEL LÓPEZ CEO de Grupo InterMundial
“Con un único seguro el viajero puede cumplir los requisitos de entrada en el destino sin renunciar a las coberturas necesarias para su protección”
ELIE AZANCOT CEO de Riskmedia Group
“Hoy por hoy, la cobertura por enfermedades infecciosas solo se otorga estudiando caso por caso, y de manera excepcional en el caso de los eventos”
ÓSCAR PINEDA Director Técnico de No Vida (MAPFRE México)
“En el caso de la industria MICE, los seguros se volverán imprescindibles para recuperar los negocios”
CRISTIÁN PÉREZ Gerente de operaciones de Econgress (Chile)
“Son necesarias coberturas sobre posibles pérdidas económicas en los eventos”
SARA VICIOSO Directora de Viajes El Corte Inglés (Perú)
“Contribuiría a la recuperación que se asumiese el coste de las pruebas de antígenos o PCR”
PAULA FUSTER MICE Manager de Atlanta events & corporate travel consultants (España)
“Preocupan los gastos en que se puede incurrir con los proveedores en caso de cancelación”