Por Eva López Alvarez
El impacto que la pandemia ha tenido en los viajes de incentivo y la actividad de los DMCs se puede calificar de brutal. Desde marzo de 2021 muchas agencias han parado completamente sus operaciones y ahora se encuentran con una gran cantidad de solicitudes que no llegan a concretarse, si bien es cierto que para grupos pequeños en destinos cercanos sí se están cerrando programas en la mayoría de mercados.
Las circunstancias continuamente cambiantes exigen unas condiciones de cancelación y una flexibilidad que no son fáciles de asumir para agencias que han facturado muy poco, o nada, desde hace más de un año. Por otro lado, se abren nuevas vías para los receptivos que obligan a conocer muy profundamente los destinos en los que están basados con vistas a ofrecer alternativas compatibles con la realidad sanitaria. Y es que salir de las propias fronteras es aún demasiado complicado en la mayoría de mercados, incluso imposible en algunos de los hispanohablantes.
Todos los grandes DMCs coinciden en afirmar que las grandes ciudades de momento no están siendo muy demandadas, con la excepción de los momentos en que puedan estar menos masificadas, dándose prioridad a los destinos rurales y espacios donde es posible ofrecer experiencias individuales que motiven y premien esfuerzos.
Por eso es el momento de recurrir a la creatividad para conseguir que el reencuentro sea mucho más que volver a saludar a compañeros y clientes en persona. No solo el cliente se ha vuelto más exigente en cuanto a lo que quiere ofrecer a su premiado. También el participante quiere experiencias que le relajen, que le permitan contactar con la naturaleza y saborear la sensación de volver a disfrutar.
Si bien el parón de la actividad parece haber dejado aún más deseos de organizar y participar en viajes de incentivo, muchos receptivos consideran que los presupuestos se han reducido o que se ejerce demasiada presión sobre ellos en el factor precio. Sin duda, esto dificulta aún más el papel de la agencia. No obstante, es digna de admirar la capacidad de adaptación y resiliencia de este sector del universo MICE: la paciencia, la flexibilidad y la perseverancia que están demostrando los receptivos a la hora de ofrecer alternativas que tranquilicen y empujen al cliente a firmar un contrato merece ser destacada.
Nuevos componentes
El efecto “disponer de tiempo libre” parece que se impone como uno de los nuevos componentes que definan los programas, incluso por encima del efecto wow! Sin duda el estrés acumulado por efecto de la pandemia fomenta que los viajes que se perciban como una rutina de cansancio y prisas provoquen rechazo, hasta el punto de no querer participar.
El efecto sorpresa se desvanece si forma parte de un programa intenso que no deje espacio al descanso y al disfrute de los lugares visitados. Los participantes en un viaje de incentivo ya no solo esperan encontrarse con sus superiores y compañeros en un entorno más distendido y lúdico, también esperan disfrutar de la experiencia de estar en el lugar elegido. Esto incluye sus infraestructuras, su gente, el entorno… integrar todo lo que implica al lugar en el viaje ya no es un atractivo sino la razón que hará que el incentivo sea más o menos interesante.
La incertidumbre, ese parámetro tan incompatible con el desarrollo de la industria MICE, aún está demasiado presente como para que la recuperación de los viajes de incentivo sea un hecho incuestionable. Sin embargo, invita al optimismo el interés que las empresas tienen por recuperarlos, incluso muchas atreviéndose a confirmar ya operaciones para el último trimestre de este 2021.
Si bien la incertidumbre sigue dominando un sector que lleva demasiado tiempo sufriendo, las ganas de retomar la actividad están sobre la mesa, tanto por parte de quien contrata, como de quien organiza y quien viaja. Los programas cortos y cercanos darán lugar a otros más amplios y a mayor distancia, incluso nuevos destinos se pueden beneficiar de la imagen que proyectan en una sociedad que busca cada vez más la sostenibilidad y el contacto humano seguro.
Las empresas llevan muchos meses sin poder incentivar a sus equipos de la manera que más desean: compartiendo experiencias y risas, descubriendo lugares y pueblos, realizando actividades únicas y degustando nuevos sabores.
Sobre este tema hemos entrevistado a
RUTGER HOORN Vice President Global Sales and Strategic Partnerships en OVATION Global DMC
“Las condiciones de cancelación que el cliente espera son muy difíciles de mantener”
MARIELA MASSUCCI Especialista de Grupos e Incentivos en Abercrombie & Kent Argentina
“No estamos notando diferencias con respecto a antes de la pandemia”
NATALIE ALAGNA International Director of DMC de AIM Group International
“Las empresas están más dispuestas a pagar por experiencias más personalizadas”
SHEREZADE SAAVEDRA Client Director for Iberia and LATAM – MICE Europe de KUONI
“La tecnología hace que estemos en el principio de una gran transformación”
HOCINE BOUKHENAISSI Managing Partner & Marketing de Quetzal Motivo
“Ya no se busca el efecto wow! sino que el regalo consiste en disponer de tiempo”
JOSE SUÁREZ Client Management Director de W2M
“Es nuestro papel transmitir que, aún más cerca y en programas cortos, es posible motivar con incentivos”
LAURA AGUILAR Deputy Manager & Director of Sales Spain de Liberty International
“Hay una demanda creciente por medios de transporte más sostenibles como el tren”