Por Cristina Cunchillos
La vuelta al trabajo tras la pandemia no significó necesariamente un regreso a la oficina. Al menos, no al concepto anterior de oficina. Muchas cosas han cambiado en el ámbito laboral, tal vez para siempre. El espacio de trabajo concebido como un lugar impuesto al que regresar cada día en el mismo horario forma parte de esos cambios.
Atrás quedan las oficinas con un horario laboral fijo y establecido independientemente de las cargas de trabajo, en las que cada empleado tenía un escritorio propio donde colocar la foto de la familia. La oficina no solo era el lugar de trabajo, sino un punto de encuentro con los compañeros, en el que se aprovechaba el momento del café, o el encuentro casual junto a la fotocopiadora, para preguntar por los planes para el fin de semana o intercambiar opiniones sobre temas de trabajo. También era el espacio donde se podían discutir de manera improvisada nuevas ideas o resolver problemas sobre la marcha.
Cambios prepandemia
Ya antes de la pandemia se empezaron a introducir cambios. Algunas empresas adoptaron el hot desking, permitiendo a los empleados utilizar diferentes escritorios según estos estuviesen libres en determinados días u horas, haciendo así un uso más efectivo del espacio.
La imposición del teletrabajo con la pandemia demostró en algunos casos que se puede ser igual de productivo (o más) trabajando desde casa. También quedó patente que la facilidad que esto suponía para conjugar la vida laboral y la familiar generaba un impacto muy positivo en los empleados. El 74% de los encuestados en un estudio de la plataforma Owl Labs afirmó que el teletrabajo mejoraba su salud mental.
Además, deslocalizar las oficinas físicas supuso ahorros, tanto para los trabajadores como para muchas empresas, y esto se reveló como una vertiente de la operativa más sostenible. Por eso no es de extrañar que muchos profesionales (y también algunas empresas) defiendan el mantenimiento de este modelo.
A esto se suma la irrupción en el mercado de la nueva generación de centennials, jóvenes que valoran la salud y el bienestar por encima de otras condiciones laborales, y están acostumbrados a conectarse desde casa. Estos nuevos trabajadores exigen mayor flexibilidad en el ámbito laboral.
La oficina dinámica
La “oficina dinámica” es una de las grandes tendencias de este año según el informe IBTM World Trends Report 2023 de Alistair Turner, director de la agencia Eight PR. Se trata de un modelo de trabajo híbrido en el que algunos (o todos) los empleados trabajan de forma remota en mayor o menor medida mientras que otros permanecen en la oficina.
Según una encuesta global de la empresa de software Citrix, el 57% de los trabajadores prefiere este formato de trabajo híbrido, ya que no todos quieren trabajar desde casa. Mientras que el 46% afirma que seguiría teletrabajando, muchos prefieren volver a la oficina, ya sea por unos días o a tiempo completo. Lo que se exige hoy en día es la flexibilidad para poder elegir.
Para el 17% de los trabajadores esto es incluso más importante que el salario, mientras que el 69% se plantearía dejar su puesto si no le ofrecen la posibilidad de elegir en qué entorno desarrollar su actividad. Un estudio de la empresa de telecomunicaciones AT&T estima que en 2024 el modelo de trabajo híbrido prevalecerá en un 81% de los negocios.
Oficinas compartidas
El teletrabajo está transformando también las propias oficinas físicas. Empresas que antes contaban con grandes sedes en centros urbanos se han visto obligadas a trasladarse a otras más compactas para evitar pagar por un espacio que sus empleados ya no utilizan. También es clara la tendencia a compartir instalaciones con otros negocios.
Porque cada vez más entidades optan por oficinas flexibles en espacios compartidos como los que ofrece Wework en ciudades de todo el mundo. Las empresas deciden cuánto espacio necesitan, lo que abarca desde un despacho privado o escritorios individuales a pisos enteros, así como dónde y cuándo lo quieren utilizar. La española Lexington también ofrece espacios de trabajo flexibles y reporta un aumento de la demanda del 50% en el último año, no solo entre autónomos y pymes, también por parte de grandes corporaciones.
Nuevos hábitos
En lugar de tener un escritorio fijo, los profesionales ya se han habituado a compartir espacios de co-working con otras personas, ya sea dentro de una oficina, en una cafetería o en un hotel. Por eso muchos hoteles urbanos han abierto sus puertas a no residentes que buscan un sitio donde trabajar unas horas, ofreciéndoles espacios compartidos con otros profesionales. En 2022, Meliá Hotels lanzó su servicio Out of Office, un concepto de co-working que no solo incluye espacios de trabajo y salas modulables para reuniones en el hotel, sino también una agenda semanal de eventos y experiencias para quienes estén utilizando sus instalaciones.
Sin embargo, el impacto de los cambios en los hábitos de trabajo va mucho más allá de los propios trabajadores o la oficina física. Está transformando comunidades enteras. Servicios y negocios que dependían de un tráfico regular del personal de las oficinas circundantes han de adaptarse para sobrevivir.
En el otro lado de la moneda, ciudades pequeñas, e incluso zonas rurales, donde la calidad de vida se considera mayor, atraen actualmente a profesionales que prefieren teletrabajar desde allí y dejar atrás el estrés de la ciudad.
La oficina itinerante
El teletrabajo permite llevar la oficina a cuestas allá donde uno desee. Los nómadas digitales anteponen viajar a disponer de un espacio de trabajo fijo, aprovechando la tecnología para operar desde cualquier rincón del mundo.
Si antes la tendencia del bleisure suponía añadir días de ocio a un viaje de negocios, ahora lo que se busca son workations, estancias prolongadas en las que se suman momentos de trabajo a aspectos relacionados con un viaje de placer.077
Para ello se eligen destinos u hoteles que ofrezcan ante todo buena conectividad.
Los hoteles han encontrado en esta tendencia una oportunidad de incrementar sus ingresos. Cadenas como Hyatt o Accor, entre otras, ofrecen tarifas especiales para largas estancias en las que los clientes pueden teletrabajar a la vez que disfrutan de los servicios del establecimiento.
También los destinos se esfuerzan por atraer a los nómadas digitales ofreciéndoles un estilo de vida atractivo y buena conectividad. Recientemente, el gobierno español ha lanzado un visado específico para nómadas digitales, que permite a teletrabajadores extranjeros establecer su oficina en el país por periodos de hasta cinco años, ofreciéndoles condiciones fiscales favorables.
El evento como punto de encuentro
Con todas estas opciones, las plantillas son cada vez más fragmentadas y dispersas geográficamente. Esto ha hecho que los viajes de incentivo adquieran una mayor importancia estratégica ya que son la herramienta para estimular la conexión entre los miembros del equipo, según reconoce SITE en su último Incentive Travel Index.
También los eventos adquieren una nueva dimensión. En lugar de ser una ocasión para escapar de la rutina diaria en la oficina, se convierten en un punto de encuentro en el que ponerle cara a compañeros y clientes, además de un espacio para tratar temas que antes quedaban relegados al espacio físico de trabajo.
De hecho, cada vez existe más demanda por sedes que cuenten con espacios para teletrabajar o realizar pequeñas reuniones en el marco del evento, de tal modo que el lugar donde se celebra se convierte en una suerte de oficina temporal. Compartir opiniones, interesarse por aspectos menos vinculados al área profesional o lanzar ideas para observar reacciones ya no tienen como marco la esquina de la fotocopiadora o la máquina de café.
Sea como sea el entorno de trabajo, la oficina considerada como un lugar privado detrás de una puerta opaca y cerrada forma parte del pasado.
Para este tema hemos entrevistado a
Jason Allan Scott Conferenciante especializado en MICE (Reino Unido)
“En un modelo híbrido es un reto mantener la cohesión entre equipos que trabajan a distancia”
Accede al contenido completo en la última edición de la revista PUNTO MICE
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