Los jóvenes estudiantes son muy apreciados por los organizadores de eventos comerciales, sobre todo los relacionados con el manga, ánime o cómics. Por el contrario, parecen una plaga para la gran mayoría de los comités organizadores de eventos B2B. Esto se debe principalmente a la presión ejercida por parte de los expositores y patrocinadores para captar al perfil con mayores posibilidades de generar negocio a corto plazo. Por eso las compañías organizadoras crean filtros para evitar a los estudiantes. Primero, dejando fuera de la segmentación de las campañas de promoción a este nicho de futuros profesionales. En segundo lugar, limitando o bloqueando su acceso los días del evento.
En contraste, semana a semana escuchamos a colegas quejarse de lo difícil que es atraer a las nuevas generaciones y más aún, venderle un stand o un patrocinio a los ejecutivos millennials y centennials, sobre todo cuando se trata precisamente de eventos B2B. Estas generaciones pasan el día en sus móviles; pero cuando los dejan para asistir a un evento B2B… los echamos fuera. Entonces vuelven a sus pantallas, donde nadie los limita y donde crecen: la empatía se va hacia los medios digitales y el presupuesto también… ¿Estamos matando el futuro de la industria?
Debemos reflexionar sobre el resentimiento que estamos creando en los estudiantes con estas acciones, pues muy probablemente, ese chico/a molesto en la puerta de acceso, será quien negociará dentro de diez años. Debemos desarrollar acciones para concienciar a las marcas sobre la conveniencia de sembrar una cultura de exhibición en estos futuros tomadores de decisión. Si no lo hacemos, estos nuevos ejecutivos seguirán refugiándose detrás de sus pantallas. Entonces se perderá el cara a cara a cambio del anonimato ajeno a vínculos de los formularios de contacto o los leads de WhatsApp que nunca se cierran. Aún estamos a tiempo: si hoy dejamos fuera a los estudiantes de nuestros eventos, ellos mañana nos dejarán fuera de sus presupuestos.