SALSA DE CAFÉ
Por Eva López Alvarez
«En otro lugar se creó, pero aquí se aceleró», afirman los habitantes de Cali, tercera ciudad de Colombia, orgullosos de la salsa. Es mucho más que el género musical que identifica a este destino, conocido como la Capital Mundial de la Salsa. La capital del Valle de Cauca presume además de una herencia gastronómica nacida de tres culturas: la indígena precolombina, la española ligada a la colonización de América y la africana, procedente de las poblaciones esclavas que fueron trasladas al país para trabajar en los vastos campos de caña de azúcar que aún hoy definen el paisaje.
Este sincretismo da lugar a una diversidad culinaria en la que se combinan los sabores del vecino océano Pacífico, los productos derivados del azúcar y los ingredientes llegados desde la actual Europa.
Situada a 50 minutos de vuelo de Bogotá, y con vuelo directo a Madrid, Ciudad de México, Panamá y Santiago de Chile, Cali es la capital del Valle del Cauca y de la región Pacífico Colombiano. El Museo de la Salsa puede ser el punto de partida de un programa de incentivo en el que la música sea protagonista.
Situado en el marginal Barrio Obrero, la colección del fotógrafo Carlos Molina decora un espacio único donde se pueden organizar clases de baile y percusión, haciendo partícipes a los niños que en lugar de estar en la calle vienen a este lugar a aprender música.
Son tres los espectáculos más demandados por los organizadores de incentivos para amenizar una jornada en Cali: Delirio, en una carpa junto al centro de convenciones Centro del Pacífico –situado a 15 minutos del aeropuerto– reúne el último viernes de cada mes a 300 bailarines que parecen competir en la velocidad de sus pies.
El Mulato Cabaret, creado por un antiguo bailarín, es referencia de jueves a domingo y puede recibir hasta 600 personas en dos pisos. Ganador de numerosos certámenes, de sus filas proceden los bailarines que acompañan a figuras de la talla de Jennifer López. Los asistentes son invitados a bailar una vez finalizado el show.
La sala también se ofrece como venue. En la azotea con vistas ±acceso únicamente por escaleras± también se organizan eventos. El tercer espectáculo que más se incluye en los programas es Ensálsate, que tiene como sede el hotel Dann y se produce una vez al mes.
La llegada masiva de esclavos africanos está detrás de que en la región pacífica colombiana sea patente esta influencia. Cabe destacar que Cali es la segunda ciudad en Latinoamérica, tras Salvador de Bahía, con mayor comunidad afro.
Hoy los cantos, arrullos y alabaos forman parte de la cotidianeidad musical, de la mano de curiosos instrumentos como la marimba chonta ±suerte de piano de la selva±. Todos ellos han sido reconocidos por la UNESCO como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.
San Antonio
Este barrio de Cali es una suerte de pueblo dentro de la ciudad. Mantiene algunos ejemplares de casas bajas de influencia colonial y es famoso por el colorido de las mismas. Muchas albergan restaurantes que ofrecen interesantes interpretaciones de la cocina ancestral.
Es el caso de Waunana, donde se ofrece cocina de autor colombiana de influencia criolla y coctelería de autor, todo elaborado únicamente con productos colombianos.
El restaurante Trilogía es otra opción para grupos y cuenta con tres salones privados en torno a un patio central con escenario donde se programan espectáculos de salsa. La cocina «europacífica» da lugar a platos únicos.
El Café Macondo es una tienda de café que recupera los distintos espacios de una antigua casa de este bohemio barrio y homenajea a Cien años de soledad y su autor, Gabriel García Márquez. Tiene una sala de proyecciones con 20 asientos y puede ser utilizada para eventos en los que los distintos objetos extraídos del universo de la novela decoran una singular atmósfera.
Hoteles en Cali
Alko Casa Níspero es un ecléctico hotel boutique de once habitaciones y piscina que desde el año 2000 se ofrece para incentivos en el corazón de San Antonio. El restaurante ejerce también de espacio para eventos con dos atmósferas diferenciadas para grupos reducidos.
También en San Antonio, el InterContinental Cali es un clásico con 295 habitaciones y 18 salones para eventos, con capacidades que abarcan desde los doce delegados a los 700 participantes (en una sesión en formato teatro en el mayor).
Marriott Cali es otro de los hoteles considerados entre los mejores del destino. De categoría cinco estrellas, cuenta con 170 habitaciones y dos restaurantes, uno de ellos japonés. Cuenta con dos salones para eventos, uno de ellos divisible en cuatro, y dos salas de juntas.
Spiwak Chipichape también tiene cinco estrellas y un marcado carácter corporativo. Ocupa un imponente edificio de singular arquitectura y está conectado con el Centro Comercial Chipichape y el Pacific Mall. Cuenta con 226 suites, y 13 salones para eventos.
Al otro lado de la calle, el hotel Spirito by Hoteles Spiwak, con categoría cuatro estrellas, cuenta con un diseño más urbano y moderno en sus 267 coloridas habitaciones. El gran salón para eventos puede recibir hasta 650 personas.
Una ciudad con historia
Si bien Cali es una de las ciudades más antiguas de Latinoamérica, fundada en 1536, apenas quedan vestigios de su historia menos reciente. Uno de los que aún perviven es la Hacienda Cañasgordas, rodeada de árboles centenarios, al sur de la ciudad.
Construida en el siglo XIX como corazón de una enorme plantación, fue residencia del alférez –representante de la corona española durante la colonización–, cuya misión consistía en pasearse con la bandera recordando a los locales su pertenencia a la metrópoli. En proceso de recuperación, ya ofrece varios espacios para eventos, destacando el bonito patio central.
«Amasando la historia» es una actividad para incentivos de la mano de la «negra Martina», un personaje inspirado en la realidad, ya que así se llamaba la encargada de la cocina del alférez. Inventó el pandebono o pan de queso. Mientras ella amasa, los invitados degustan bebidas ancestrales y también pueden ser ellos quienes elaboren el pan.
Los grupos descubren la gastronomía local intentando diferenciar los diferentes productos durante un teambuilding en la Galería ±denominación local del mercado± Alameda.
Descubrir con los locales qué es el chontaduro, el mamoncillo, el carambolo… generará momentos de diversión y, sobre todo, de interacción.
El Museo de la Tertulia de Cali alberga espacios dedicados al arte moderno y contemporáneo, así como una cinemateca de 270 asientos y un anfiteatro exterior. La plaza exterior entre el museo y la filmoteca se utiliza para eventos.
La misma administración gestiona la Casa Obeso-Mejía. Situada al otro lado del río, se presenta como un laboratorio artístico, lugar de exposiciones y venue especialmente utilizado para banquetes de hasta 500 invitados.
Un paisaje de transición
La planicie repleta de cultivos de caña de azúcar enmarcada por las estribaciones de los Andes definen el Valle del Cauca, una área de grandes cultivos en torno a enormes haciendas que funcionaban como pequeñas ciudades. Entre sus trabajadores llegaron a incluir un sacerdote.
Haciendas como Albania o El Paraíso recuerdan el pasado de esas grandes plantaciones que tanto han marcado la historia de esta zona de Colombia. La primera de ellas se sitúa a una hora por carretera de Cali y alberga el Restaurante Campestre Albania. En un bonito entorno rural, los grupos pueden degustar recetas típicas y participar en actividades de teambuilding inspiradas en el mundo campestre.
Hacienda El Paraíso es actualmente una casa museo a 42 kilómetros de Cali conocida por ser el escenario de la novela María, escrita por Jorge Isaacs, referente del romanticismo latinoamericano. La obra se recuerda durante las visitas guiadas. Tras una profunda renovación, se recuperó la atmósfera del siglo XIX, momento en el que se construyó la casa.
Eje Cafetero
Cinco horas de carretera separan Cali del departamento del Quindío, conocido turísticamente como Eje Cultural Cafetero, con capital en Armenia. La transición que se produce en el paisaje sorprende a cualquier viajero: la planicie se va transformando en un bucólico paisaje de lomas cubiertas de campos de café, plantaciones de plataneros y coloridas haciendas, en un ambiente en el que pareciera que los verdes explotan generando millones de versiones del color.
La bautizada como «experiencia cafetera» se puede declinar de múltiples maneras. Una opción para desplazar a los grupos es utilizando Jeep Willis –o yipao– hasta una hacienda, donde degustar café de alta montaña. Estos vehículos americanos forman parte del folclore local. Nacieron para la guerra, pero terminaron siendo los todoterreno empleados en las plantaciones, tanto para el transporte de mercancías como de personas.
Una de las experiencias más recomendables es la que ofrece Hacienda Combia, una plantación de café con casa colonial erigida hace 140 años. Ubicada en Armenia, hoy ha sido reconvertida en un alojamiento lleno de encanto. Cuenta con 33 habitaciones y un espacio para eventos y banquetes de hasta 100 comensales.
El tour del café propuesto en la propiedad, para grupos de hasta 25 personas, puede durar hasta cuatro horas. La actividad comienza aprendiendo a distinguir las fragancias del café.
Como prueba del compromiso entre arte y café, los participantes se convierten en artistas de su propia taza. Durante el recorrido, un artesano les enseña a tejer un canasto cafetero.
Tras aprender a distinguir la calidad del café y las particularidades de la cestería local, se recibe un trozo de madera en el que insertar los tokens de cerámica que deberán encontrar. Se encuentran esparcidos por el bonito cafetal y servirán de base para el ejercicio de cierre que consiste en pintar la taza que se llevarán como recuerdo.
También se pueden programar paseos a caballo por los cafetales. El Parque del Café es un parque de atracciones inspirado en la cultura cafetera con un show que presenta las distintas regiones de Colombia. Tras el cierre, se puede utilizar como venue para actividades de teambuilding siempre aromatizadas con el oro local.
El hotel Mocawa Resort cuenta con 100 habitaciones (incluyendo cuatro suites), todas con balcón y aire acondicionado. Tres restaurantes y tres bares completan una oferta que incluye además spa con piscina, baño turco y jacuzzi y dos cabinas de masaje.
Para programas de teambuilding con tintes deportivos se ofrecen un campo de minigolf, dos canchas de tenis y otro espacio multiusos donde organizar competiciones. En el salón para eventos, panelable y sin columnas, se organizan banquetes de hasta 300 comensales.
El Hotel Campestre Las Camelias tiene 200 habitaciones, todas con aire acondicionado y Wi-Fi en las habitaciones superiores. Enfocado en un público vacacional, dispone de un pequeño parque de atracciones y una pista de karts que se podrían utilizar durante un incentivo. Tres de las cinco piscinas se reservan a los adultos. El centro de convenciones que forma parte del recinto puede recibir sesiones de hasta 1.000 delegados en un espacio sin columnas.
Valle de Cocora
Los clásicos que se incluyen en los programas de incentivo van más allá de las experiencias en torno al café, si bien este suele ser el eje temático de lo que se hace en el Quindío. No obstante, en caso de disponer de poco tiempo, la excursión más demandada es la del valle de Cocora y Salento, que ejerce de capital oficial del Paisaje Cultural Cafetero.
Salento es para muchos el pueblo más bonito del Eje Cultural Cafetero. Incuestionablemente pintoresco, es víctima de su propio éxito y conviene organizar la visita en los momentos de menos afluencia turística. Con menos visitantes es posible entrar en contacto con algunos de los artesanos locales, degustar un canelazo o probar la trucha que procede de la zona.
En el fotogénico valle de Cocora crece la palma de cera, una curiosa especie de palmera que solo se puede observar en tres lugares en el mundo. Crece a una altitud de entre 1.500 y 3.000 metros sobre el nivel del mar y cada árbol puede alcanzar los 60 metros de altura con una verticalidad que sorprende.
Una excursión a caballo puede culminar en el restaurante Donde Juan B. Aquí se propone no solo degustar recetas locales, sino apadrinar una de las palmas de cera que serán plantadas por los propios viajeros como acto de responsabilidad social corporativa. No puede faltar un paseo, a pie o a caballo, entre las palmas.
Roldanillo es otro «pueblo mágico» entre Cali y el Quindío, donde todo el año se puede practicar parapente. En el Museo Rayo se organizan talleres de grabado siguiendo una técnica desarrollada por el artista Omar Rayo.
Mr. Coffee es un espacio de degustación situado en la plaza central donde programar catas para grupos de hasta 20 personas en una bonita casa del siglo XIX. También se pueden organizar clases de cocina o sesiones de degustación de la comida vallecaucana.
La hotelería de los pueblos está aún muy enfocada en un público joven y sin demasiadas exigencias. Las haciendas y hoteles en torno a Armenia son el punto de partida para los grupos de incentivo en la zona, realizando trayectos que raramente superan una hora de duración.
Sorprendentes paisajes
Los paisajes del Quindío sorprenden al visitante que procede de Cali. Y es que el entorno de la gran ciudad pasa de las planicies del valle del Cauca a una serie de pueblitos pintorescos en paisajes de montaña y entre exhuberante naturaleza. El mar de verdes del Quindío, salpicado por los rojos de los granos de café, contrasta con el verde claro de las praderas y cultivos repletos de caña de azúcar del valle. Los bosques de guadua ±especie de bambú conocida por su rapidísimo crecimiento± decoran un camino que cada vez atrae a más visitantes.
Febrero y septiembre son los mejores meses para organizar incentivos en esta zona de Colombia, ya que el clima es más clemente y los precios más atractivos. Todo el año las posibilidades de interacción con la población local son especialmente amplias, y esto tiene que ver con el destino Colombia, un país que presume de la hospitalidad de su gente. Si en torno a los encuentros suena la salsa de Cali, la experiencia se verá sin duda mejorada.
Además de las clases de baile, el contacto con los ritmos locales puede declinarse en numerosas variantes: visitando a fabricantes del calzado, desarrollando alguna actividad con los niños que asisten a las escuelas de los diferentes barrios, o combinando un show con actividades tradicionales como el trenzado del cabello o las clases de cocina. Siempre con música de fondo y olor a café.
Más información
CALI VALLE BUREAU
Catalina García
Directora
cgarcia@calivallebureau.org
+57 (316) 310 8159
www.calivallebureau.org
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