Oscar Garona. Gerente MICE en TTS Viajes (Argentina)

“Nos enfrentamos al desafío de revalorizar y reconstruir el viaje de incentivo”

Como creadores de experiencias que movilizan, hoy más que nunca nos enfrentamos al importante desafío de revalorizar y reconstruir el segmento de los viajes de incentivo. Sabiendo que tanto el viajar como el compartir son necesidades inherentes al ser humano, debemos empezar a recorrer el camino hacia una recuperación gradual y consciente, estableciendo el foco en los cuidados esenciales sin caer en la paranoia colectiva.

Con más de 20 años de experiencia en la industria MICE, considero que los viajes de incentivo constituyen una de las herramientas de posicionamiento y marketing más importantes que tienen las organizaciones a la hora de fortalecer vínculos con sus públicos. En este sentido, me gustaría compartirles algunos datos, pensamientos y reflexiones, con la convicción de que muy pronto nos volveremos a encontrar en la sala de embarque…

“No bajes la meta, aumenta el esfuerzo”

Los viajes de incentivo están diseñados para ser el estímulo perfecto a la hora de fidelizar clientes, motivar a equipos de ventas, cohesionar departamentos y promover ventas. Siempre anclados en un turismo basado en la experiencia y enfocado en disfrutar de una región conectando con su historia, gente y cultura.

Según un informe elaborado a fines del 2018 por el portal Conference & Incentive Travel (C&IT), el 56% de las Corporaciones que tienen operaciones en Reino Unido utilizan los viajes de incentivo como herramienta principal para la fidelización de colaboradores y clientes, logrando incrementar sus ventas en hasta un 28% y alcanzando un ROI (retorno de la inversón, por sus siglas en inglés) de hasta un 212%.

“Viajar no es escapar, sino encontrarse”

Porqué la clave está en el compartir, conectando a los participantes desde las emociones creadas por el encuentro, dando forma a experiencias únicas y memorables. Mientras que la retribución monetaria suele generar un efecto muy acotado en cuanto a duración e impacto, una aventura vivida en carne propia nunca se olvida.

Algunos de los beneficios más importantes que generan los programas de viajes de incentivo son:
– La pertenencia: sentirse reconocido y retribuido, así como formar parte de un grupo selecto de «ganadores», refuerza los deseos de pertenecer a un colectivo.
– La felicidad: participar de una experiencia de viaje a medida es sumamente gratificante.
– La motivación: un colaborador motivado y comprometido con la organización indefectiblemente generará mejores resultados, tanto a nivel individual como grupal.
– El talento: la captación y retención de recursos humanos cualificado es un punto crítico para cualquier empresa, por esto resulta imprescindible premiar la entrega y la dedicación.

“El mejor de los viajes, siempre es el próximo”

Un viaje correctamente organizado, rigurosamente planificado y, sobre todo, bien comunicado y publicitado (tanto interna como externamente) puede servir para mejorar la imagen de la empresa en tres niveles distintos: entre los propios empleados, con clientes y proveedores hacia la sociedad en general, siempre que se implementen medidas de responsabilidad empresarial como la utilización de materiales reciclables, la neutralidad en cuanto a la huella de CO2 o las acciones de beneficencia en destino.

Una vez finalizado el viaje, se debe dar continuidad al plan de comunicación/difusión que permita recordar los buenos momentos vividos y sirvan de base para la próxima salida, generando las expectativas que serán el motor que optimice el ROI del programa de fidelización.