Por Eva López Alvarez
SORPRESAS DEL NORTE
Ámsterdam sigue siendo la puerta de entrada a los Países Bajos y nadie puede cuestionar sus atractivos. Sin embargo, las políticas municipales que buscan desincentivar el turismo en el centro penalizan a muchos organizadores que no pueden desplazar a los grupos hasta los lugares de mayor interés, asisten a incrementos de las tasas turísticas únicos en el mundo –en 2025 supera ya los 18 euros y la previsión es que se incremente en 2026– y sufren de la falta de flexibilidad de hoteles y espacios saturados por una demanda que no deja de crecer. Por eso la capital se posiciona cada vez más como una excursión dentro de un programa de incentivo con sede en el País del Agua.
La provincia Holanda Meridional, también llamada Holanda del Sur, tiene capital en La Haya y alberga otras ciudades de renombre como Róterdam, Gouda, Dordrecht, Leiden o Delft. Utrecht, la provincia vecina, completa un abanico de atractivos e infraestructuras que sorprenden en un país donde las distancias son muy cortas. La calidad de las carreteras parece reducirlas aún más.
Róterdam
Situada a solo 72 kilómetros de Ámsterdam, Róterdam es la segunda urbe del país y un auténtico laboratorio de arquitectura contemporánea y vanguardista. Tras haber sido completamente bombardeada en la Segunda Guerra Mundial, el que sigue siendo uno de los principales puertos del mundo volvió a nacer sobre nuevas bases arquitectónicas y una clara apuesta por ser referente en cuanto a iniciativas urbanísticas sostenibles. Floating Farm no solo es ejemplo de ello, sino también otra prueba evidente de lo que este país es capaz de hacer en su relación con el agua. No hay que olvidar que siendo Róterdam un puerto de relevancia internacional, el 90% de la urbe se encuentra bajo el nivel del mar.
La visita de esta singular granja flotante es un imperdible en los programas de incentivo. Se presenta como un reto ante la falta de espacio en las ciudades para criar ganado y producir alimentos saludables. Se pueden degustar in situ.
Los paseos por el afluente del Rhin que conduce hasta el puerto es otra de las actividades más populares. Con punto de partida en el emblemático puente Erasmo, la naviera Spido conecta desde 1919 la ciudad y el puerto. Actualmente cuenta con seis barcos, con capacidad para 600 pasajeros en el mayor, siendo de 60 el aforo del más pequeño. El más exclusivo es el Prinses Amalia, utilizado en ocasiones por la familia real, pudiendo transportar hasta 125 invitados a una cena a bordo.
El recorrido regular dura 75 minutos, aunque los navíos también pueden ser utilizados para completar la travesía por el puerto con la visita de Kinderdijk, un espacio único reconocido como Patrimonio Mundial de la Humanidad por la UNESCO. Es el lugar ideal para descubrir el desafío que supone para los Países Bajos mantener siempre bajo control el nivel del agua. Los molinos de esta área fueron construidos en el siglo XVIII y aún es posible ver algunos en funcionamiento, dentro de lo que actualmente es un parque natural al que se puede acceder tras un trayecto de una hora en bicicleta desde Róterdam. El viaje por carretera dura media hora.
En total se divisan 19 molinos durante un paseo por los canales en barcos con capacidad para 50 pasajeros. Las paradas permiten verlos en funcionamiento y aprender sobre las costumbres de los habitantes cuando todo el trabajo en el lugar era manual. Se ofrece la opción de organizar comidas a bordo y de privatizar uno de los molinos para un evento privado.
En el centro
Euromast propone en su Euroscoop Experience un recorrido visual por la historia desde los primeros pobladores de los Países Bajos hasta la actualidad, antes de subir al punto más alto de la ciudad. Es la cúspide de esta torre construida en 1960 como reconocimiento a la paz y la conexión con Europa que se ofrece como venue. Cuenta con un espacio dotado de una mesa imperial para 20 delegados y magníficas vista. Justo encima, anexa al restaurante, otro espacio acristalado que parece sobrevolar la ciudad se utiliza para reuniones de hasta 80 participantes. En el mismo nivel, a 92 metros de altura, se encuentra el restaurante panorámico de 180 cubiertos.
De mayo a septiembre se ofrece el descenso en rápel desde este punto como actividad de team building.
Dutch Art Room es otro espacio singular para eventos y sesiones de team building centradas en la pintura. Puede albergar hasta 50 personas, siendo el propio artista responsable de la decoración, Edgar Simoni, quien introduzca a los participantes en el arte contemporáneo.
El hotel Nhow Rotterdam se sitúa junto al río y ofrece vistas al puente de Erasmo desde la terraza del restaurante situado en el séptimo piso. En ella se organizan cócteles con hasta cien asistentes. Inaugurado en 2015 dentro de uno de los rascacielos de la zona, el establecimiento rinde homenaje al arte y la arquitectura. Cuenta con 274 habitaciones. La mayor de las once salas alberga 350 personas en teatro.
Motto by Hilton Rotterdam Blaak reivindica el diseño más vintage en todos los espacios comunes y las 108 habitaciones. Comparte planta baja con el restaurante Motto Pesca, que propone elegir los productos de mar a consumir como si de un mercado se tratase, eligiendo el modo en que se desea sean cocinados los platos.
Delft
A media hora por carretera de Róterdam, Delft es una pequeña ciudad de origen medieval principalmente conocida por su cerámica. En el Royal Delft Museum, grupos de hasta 110 personas pueden participar simultáneamente en un taller de pintura de un azulejo con los azules característicos de los talleres holandeses. Muchos de los regalos corporativos que se ofrecen en Países Bajos proceden de este museo que también cuenta con espacios para eventos.
En el bonito jardín interior, suerte de catálogo de las distintas modas que definieron la cerámica doméstica desde el siglo XVII, se organizan cócteles con hasta cien invitados. Sin embargo, un plan alternativo en caso de lluvia se impone todo el año. En el interior, el mayor de los espacios puede recibir hasta 80 comensales en banquete.
La Haya
Delft se sitúa entre Rotérdam y La Haya, ciudad referente a nivel internacional por su relevancia en el contexto penal y también por los tulipanes. De mediados de marzo a mediados de mayo los campos de los alrededores se convierten en una explosión de colores que atrae a millones de personas. Keukenhof, entre La Haya y el aeropuerto de Schiphol, es el lugar más frecuentado: más de siete millones de tulipanes invaden las 32 hectáreas de este auténtico mar de flores.
Aunque La Haya sea la sede del gobierno de los Países Bajos, no es su capital. Pero su importancia política es tangible en la cantidad de embajadas que se encuentran cerca de los edificios oficiales y el Palacio Real, aunque no sea esta la única residencia oficial de la monarquía neerlandesa.
La Haya es una ciudad eminentemente señorial. No tiene canales ni edificios de ladrillo marrón, lo que le otorga cierto aire de magnificencia con respecto a la capital.
El hotel Novotel Den Haag City Centre cuenta con un emplazamiento estratégico, ocupando lo que fue el el antiguo teatro del Passage, dentro del casco antiguo. Cuenta con 106 habitaciones de marcado carácter corporativo, Para sesiones profesionales ofrece cuatro pequeñas salas.
Entre los venues más ilustres de la ciudad se encuentra el principal museo de La Haya: Mauritshuis nació de una colección privada de arte flamenco del siglo XVII y hoy es mundialmente conocido por albergar La lección de anatomía de Rembrandt y La jovén de la perla de Vermeer.
En el vestíbulo se organizan cócteles para 350 invitados. Además, cinco espacios se ofrecen para sesiones profesionales. El mayor de ellos, con vistas a la entrada principal, puede recibir hasta 120 delegados.
Las limitaciones a la hora de visitar la pinacoteca en grupos privados no son tan restrictivas como en otros museos del país, donde los cupos están limitados a 15 personas. Aquí el número máximo se sitúa en 25.
Como actividad de team building el museo propone un art workshop para cupos de hasta 30 participantes.
Un espacio que sorprende tato como la creatividad de a quien está dedicado es el Museo Escher in het Paleis, dedicado a la obra del genial artista gráfico. Hasta 20 personas pueden realizar una visita guiada durante la que sorprenderse con tan solo levantar la vista en las escaleras. Para grupos reducidos es posible organizar un cóctel en algunas de las salas y divertirse generado ilusiones.
Utrecht
La cuarta ciudad de Países Bajos en cuanto a población mantiene la esencia que muchos viajeros esperan descubrir en el país: canales, flores, casas de ladrillo marrón… el centro es tan bucólico que el mejor plan es perderse por sus calles o descubrir la bonita arquitectura desde el agua durante una salida en kayak. El casco antiguo también se presta a las rutas en bicicleta con paradas para degustar delicatessen locales.
En la ribera de uno de los canales del centro, el restaurante Humphrey’s es un pequeño laberinto de espacios abovedados que dan lugar a varios salones privados. Su carta cuenta con recetas de cocina internacional y en el mayor de los espacios recibe banquetes de hasta 120 invitados.
Utrecht es una ciudad universitaria y esto se percibe en su ambiente y en sus horarios comerciales, algo más amplios que en otras ciudades del país. La relevancia del destino, posicionado en el mapa de la historia mundial desde que aquí se firmó el Tratado que dio paso a la decadencia del imperio español –el tratado se firmó en 1713– sigue siendo tangible en alguno de sus venues. Es el caso de Paushuize, la antigua residencia papal cuya existencia se remonta a más de 500 años atrás. Tras una profunda renovación en 2011 que se completó en 2024, sus 16 salones reciben sesiones de hasta 200 delegados en el mayor.
La vecina Corte Internacional de Justicia, órgano judicial de la ONU donde se dirimen algunas de las controversias de mayor relevancia para la Humanidad, puede ser visitada. Una sala de exposición presenta a sus miembros y algunos de los juicios más mediáticos.
El hotel NH Utrecht está situado junto a la estación de tren. Con 276 habitaciones en 22 pisos, cuenta con cuatro salas de reunión con capacidad para 240 delegados en la mayor. Una de ellas, con acceso únicamente por escaleras, ofrece vistas panorámicas de la ciudad.
Al otro lado de la plaza sobre la que se ubica el establecimiento se encuentra el Centro de convenciones Jaarbeurs. Además de un recinto ferial, recibe congresos y grandes convenciones en el teatro Beatrix, de 1.500 plazas. Cuenta con 30 salas de reunión con aforos de entre 10 y 240 personas. Speys es el espacio dedicado a fiestas con hasta 1.100 invitados en cóctel.
El hotel Crowne Plaza Utrecht – Central Station, también en el área de la estación, está dentro del centro comercial Hoog Catharijne. Con 144 habitaciones, cuenta con ocho salas de reunión para sesiones de hasta 250 personas.
Alrededores de Utrecht
En las afueras de Utrech se encuentra uno de los espacios más llamativos del país: el Castillo de Haar sigue siendo una referencia para la alta sociedad europea. Fueron muchas las celebridades que asistieron a las fiestas que los barones propietarios organizaron a partir del año 1912, cuando finalizó la construcción de este recinto neogótico. Su creador fue Pierre Cuypers, arquitecto artífice del Rijksmuseum de Ámsterdam.
De Haar es el castillo más grande de los Países Bajos y sigue recibiendo las cenas de gala más exclusivas en el salón principal, con capacidad para cien comensales. La atmósfera que genera la decoración medieval dota de solemnidad a cualquier tipo de banquete.
En los corrillos de principios del siglo XX se comentaba que las comodidades del castillo superaban las del Palacio Real. En el recorrido que se realiza actualmente es posible comprobar hasta qué punto los baños estaban dotados de prestaciones que siguen llamando la atención. Las 55 hectáreas de impecable jardín sirven para programas campestres.
Otro venue sorprendente a las afueras de Utrecht es el Museo Kröller-Müller, situado en el inmenso Parque Nacional De Hoge Veluwe, con 5.500 hectáreas de campos de brezo, pastos y dunas móviles. En este espacio natural se organizan salidas en bicicleta que pueden culminar en el recinto descubriendo la segunda mayor colección privada de obras de Van Gogh.
Es además un recinto destinado a eventos que ofrece varios espacios singulares, el mayor para 280 personas como máximo –sin posibilidad de desplazar el mobiliario–. Para los presupuestos más altos se ofrece la posibilidad de organizar exclusivos cócteles en la sala de esculturas. En el exterior,el Rietveld Pavilion –abierto por los laterales– puede ser utilizado en días de lluvia para grupos de hasta cien personas.
Las propuestas de team building no faltan en este recinto en el que se organizan desde workshops de dibujo y fotografía a paseos orientados a mindfullness en la naturaleza.
Gouda
Entre Utrecht y Róterdam se encuentra otro de los pueblos más famosos y pintorescos de la Holanda Meridional: Gouda. Todo gira en torno al queso y su elaboración. Para grupos de incentivo se ofrece la Gouda Cheese Experience. En equipos de 20 personas, el recorrido supone una divertida manera de aprender sobre el proceso de fabricación del queso y sus propiedades, terminando con la obligada degustación.
Gouda cuenta además con un gran atractivo cultural: la iglesia de Sint-Jan (San Juan) y sus impresionantes 32 vidrieras que retratan tanto pasajes religiosos como la historia de un país en la que España ha tenido mucho que ver.
Es solo un ejemplo más de la riqueza de un país que ha hecho de la lucha contra el agua una proeza tangible prácticamente en cada paso. Y que se ofrece como un destino MICE con muchas más facilidades de lo que pudiese parecer.
Team building en Países Bajos
Patinaje sobre hielo
Es la actividad más popular del país y, con precaución, se pueden organizar carreras durante el invierno local. El agua dulce de los canales se congela fácilmente y ofrece ocasiones excepcionales para divertirse en grupo.
Taller de cerámica
La cerámica de Delft forma parte de las más afamadas del mundo. En grupos de hasta 110 participantes y en sesiones de una hora, se reproduce el diseño elegido. La actividad se puede completar con la visita del museo.
Pura adrenalina
Los 92 metros de altura del Euromast de Róterdam son el escenario de un descenso en rápel entre los meses de mayo y septiembre. Decoran la actividad –no apta para personas con vértigo– las mejores vistas de la ciudad.
Cocina típica
La tarta de manzana es un clásico de los Países Bajos sobre el que cada habitante parace tener su propia receta. En el casco antiguo de Delft, Let´s bake a story propone prepararla en grupos de hasta 16 personas en clases de una hora y media de duración.










