El II Foro Político Latinoamericano de Turismo de Reuniones abrió el programa de actividades de la edición 2015 del salón Fiexpo Latinoamérica en Lima: dirigentes políticos, representantes del sector privado y de las principales asociaciones del sector debatieron sobre la industria en la región.
El objetivo fue incrementar el atractivo de la región latinoamericana como sede de congresos, convenciones, eventos e incentivos eligiendo en qué aspectos y formatos conviene invertir los esfuerzos. Tal y como explicó Arnaldo Nardone, director de Fiexpo, “un congreso latinoamericano puede repetir destino en un máximo de diez años, mientras que otro de carácter mundial no volverá al mismo lugar antes de 25 años”.
Implicación de los poderes públicos
Mª Carmen de Reparaz, viceministra de Turismo de Perú, defendió que los poderes públicos apuesten por el turismo de reuniones a través de la inversión en infraestructuras. Prueba de ello en su país es la próxima inauguración del nuevo centro de convenciones de Lima que tendrá capacidad para 10.000 congresistas simultáneamente.
Enrique Meyer, ministro de turismo de Argentina, también reivindicó la necesidad de inversión pública para estimular al sector, refiriéndose específicamente al nuevo venue de la capital: el auditorio principal para 2.000 personas del nuevo Centro Cultural Néstor Kirchner de Buenos Aires será inaugurado en noviembre con motivo del congreso anual de ICCA que tendrá lugar en la ciudad. Este museo, el más grande del país en su tipología y el quinto más grande del mundo, viene a completar el abanico de espacios singulares para eventos de la capital argentina. En 2014 consolidó su puesto como primer destino latinoamericano del ranking ICCA (international Congress and Conventions Association).
Benjamín Liberoff, subsecretario de Turismo y Deporte de Uruguay, justificó la inversión con el impacto generado por los grandes eventos: la última reunión de Banco Interamericano de Desarrollo en el país supuso un gasto de tres millones de dólares pero dio lugar a ingresos de 12 millones.
En su opinión, el hecho de haber sido sede de este evento sin que Uruguay tenga un centro de convenciones convencional demuestra que esto no impide albergar eventos de más de 2.500 participantes. Con ello quiso infundir un mensaje de esperanza a los destinos emergentes que no disponen de la infraestructura “estándar”. De todos modos es importante contar con infraestructuras adaptadas a la organización de grandes eventos, por eso Uruguay invierte actualmente en la construcción de dos centros de convenciones en Punta del Este y Montevideo.