La madurez de Internet y la expansión de la tecnología móvil han posibilitado la generalización y masificación de plataformas de intercambio que permiten la reducción de los costes de transacción en muchos de los modelos económicos.
Si bien es conocido por todos los que estamos involucrados en la actividad turística que la economía compartida está redefiniendo los viajes de placer y de negocios, aún no sabemos cuánto afecta a los viajes MICE ni valoramos otros aspectos que van más allá del ahorro: socializar, ser consciente con la reducción de la huella de carbono, sacar provecho a recursos infrautilizados, apoyar a comunidades locales y entornos alejados de la economía tradicional…las posibilidades para nuestro negocio son inmensas.
¿Competencia
desleal?
En la mayoría de
los países hoy en día los gobiernos se ven en una encrucijada al
momento de legislar sobre la regulación de las nuevas plataformas de
economía colaborativa ya que la tecnología y la misma economía de
mercado avanza mucho más rápido que la capacidad que tienen los
legisladores para emitir nuevas reglas. Todos sabemos que existe
una normativa y en muchos casos muy extrema para cada uno de los
agentes turísticos que operan de forma tradicional como son
licencias, permisos, seguros y una serie de numerosos requisitos que
hay que cumplir para ejercer una actividad turística.
Sin
embargo, aquellos que hacen uso de la economía colaborativa no
cumplen esos requisitos, no tributan o no lo hacen de la misma forma
o escala, por lo tanto sus
gastos de constitución y operación son mucho menos onerosos que
para el resto de proveedores. Es cuando surge la duda ¿los
empresarios que tienen modelos de negocio tradicionales pueden ser
competitivos con este tipo de empresas? La respuesta es que sí
mientras todos sean regulados de la misma manera. Pero yo quisiera ir
más allá y lanzar una reflexión:
¿nos dirigimos al mismo público objetivo al que se dirigen las
plataformas de economía colaborativa?
Si
la respuesta es “sí” hay que pensar en los elementos
diferenciadores y cómo llamar la atención del usuario. Si la
respuesta es “no” imagino que el proveedor ya tiene establecido
su mercado objetivo y cómo sacar ventajas a los modelos actuales de
economía colaborativa en lugar de luchar contra ellos.
«Si bien es conocido por todos los que estamos involucrados en la actividad turística que la economía compartida está redefiniendo los viajes de placer y de negocios, aún no sabemos cuánto afecta a los viajes MICE ni valoramos otros aspectos que van más allá del ahorro.«
Desventajas
Algunas
desventajas a la hora de incorporar el uso de plataformas de economía
colaborativa a aspectos tan de nuestro entorno como las reservas
radican en que las empresas no pueden verificar de antemano la
calidad del alojamiento y el transporte que están reservando. En
otros casos el proceso acordado para aprobar los costes del viaje se
verá afectado ya que el viajero está reservando servicios de manera
individual a través de estas plataformas cuando no tienen división
corporativa.
Cuando se trata de viajes de negocios, las
empresas son responsables de la seguridad de sus representantes y
existen riesgos asociados al uso de proveedores que no se pueden
verificar. Unido a ello está la seguridad de los datos de la
empresa, ya que en algunos casos las plataformas comparten datos con
proveedores diferentes. No obstante, si la economía compartida
actualmente puede no ser adecuada para algunos viajes de negocios,
podría no ser el caso en el futuro cercano porque cada día se
incorporan nuevas soluciones que hacen más viable el uso de estas
herramientas de viaje.
Necesidad de
elegir
Vivimos
en un contexto en el que la sociedad se está enfocando en un consumo
compartido y no en la apropiación privada
de determinado bien o servicio, y los
usuarios cada día son más conscientes de tomar decisiones que van
más a allá de encontrar un valor sólo económico.
Por eso
no podemos obviar la existencia de Uber, BlaBlaCar o Dame Un Aventon
para todo lo que tiene que ver con viajes compartidos; Eatwith,
Compartoplato o Airbnb Experiences para compartir comidas; Airbnb,
HomeAway o Niumba para encontrar alojamiento; Udemy, Amor Sin Causa,
Teachr o Time Republik para temas educativos…
Existen
multitud de herramientas de economía colaborativa
y ante ellas solo hay cuatro opciones:
Ignorarlas, Denunciarlas, Invertir en proyectos de economía
colaborativa… o utilizarlas.